Centroamérica: agricultura, desarrollo y medio ambiente
Por: Catalina Mora | 09 de junio de 2016
En Centroamérica, el sector agrícola siempre ha sido un elemento central para la reducción de la pobreza y para la consecución de los objetivos de desarrollo; especialmente en las zonas rurales del istmo, donde representa la principal – y en ocasiones la única – fuente de ingresos. Además, la agricultura representa la principal actividad económica de las poblaciones más vulnerables del istmo, entre las que no sólo se contemplan las poblaciones rurales, sino también las poblaciones móviles-migrantes y las comunidades indígenas.
A
pesar de esto, el sector agrícola centroamericano enfrenta serias dificultades,
y ha empezado a constituirse en un “reservorio de pobreza”, no porque la
agricultura en sí cause pobreza, sino por las condiciones socio-económicas de
las personas que laboran en el sector y la condición de vulnerabilidad en la
que se encuentran, con limitadas oportunidades de desarrollo. Esta situación ha
sido favorecida por el debilitamiento de los sistemas tradicionales de
producción y mercado locales, resultado de la falta de políticas sectoriales y
de la reducción considerable de las inversiones estatales en apoyo de los
productores nacionales.
Además,
si bien la agricultura es uno de los proveedores fundamentales de servicios
ambientales: desde la satisfacción de la demanda de alimentos y materias
primas, hasta la captura de carbono, la preservación de la biodiversidad y la
ordenación de cuencas hidrográficas; es al mismo tiempo la principal usuaria de
los recursos naturales, y la falta de modernización y de mecanismos de
producción adecuados ha provocado que la agricultura sea también una de las
principales causantes de la contaminación ambiental, el desgaste de los suelos
y el cambio climático.
La
huella ambiental de la producción agrícola sigue extendiéndose, y la
disponibilidad de recursos naturales y conservación del medio ambiente se ha
visto severamente afectada por la expansión de las fronteras agrícolas en la
búsqueda de aumentar la productividad y disminuir los costos de producción;
haciendo que los costos ambientales de la producción agrícola sean muy
elevados.
Esta
situación, además de minar la base misma de la producción, ha aumentado la
vulnerabilidad del sector agrícola y de sus dependientes ante los riesgos, especialmente
aquellos causados por la variabilidad climática global, que se presenta como
uno de los grandes desafíos para la producción de alimentos en todo el
continente; tanto por los efectos de los eventos climáticos extremos, como por la
alteración de los regímenes de precipitación y la propagación y distribución de
plagas y enfermedades, que han afectado los cultivos de manera significativa;
con las consiguientes implicaciones económicas y sociales.
Es
así como, de manera general, el sector agrícola centroamericano se enfrenta a
una serie de desafíos económicos y sociales, agravados por los patrones de
producción insostenibles, el inadecuado uso y manejo de la tierra y la destrucción
de ecosistemas naturales.
Ante
este panorama, la agricultura climáticamente inteligente se convierte en una
oportunidad importantísima para el agro centroamericano, al incentivar la
implementación de tecnologías y prácticas de producción mejoradas y eficientes,
la adopción de mecanismos de adaptación, planificación y gobernanza locales y
equitativos; y el ofrecimiento de incentivos novedosos que propicien el aumento
proporcional y responsable de la producción; al tiempo que se minimizan los
impactos negativos sobre el medio ambiente, y se aumenta la resiliencia de los
ecosistemas productivos ante los efectos de la variabilidad climática.
Para el avance de este tipo de iniciativas, los procesos de modernización y apoyo al sector agrícola se
vuelven parte fundamental de la agenda del desarrollo de la región
centroamericana, tanto para asegurar el crecimiento del sector ante el aumento
de la demanda de alimentos, como para garantizar la sostenibilidad de la
producción y el uso responsable de los recursos disponibles. Para ello es necesario eliminar las distorsiones políticas, y fomentar los mecanismos de mercado que contribuyan al fortalecimiento del sector, como el pago por servicios ambientales, los esquemas de certificación, los subsidios a la inversión en prácticas sostenibles y los incentivos tributario. Sin embargo, y al mismo tiempo, se requiere también del compromiso de los gobiernos y de la regionalidad en la generación de mecanismos de apoyo específicos para el sector y de
información específica que permita el diseño de herramientas políticas que
ataquen las necesidades del sector; puesto que una estrategia de apoyo exitosa
se logra sólo a partir de la efectiva participación de los productores tanto en
las etapas de diseño, como en las etapas de implementación y evaluación.
Por
último, es necesario considerar que ante el panorama de la variabilidad
climática y la degradación de los recursos, la agricultura sostenible no sólo
representa la mejor oportunidad de la ruralidad de Centroamérica de mejorar los
índices de seguridad y soberanía alimentaria, sino también el medio para la
consecución de un desarrollo social y económico sostenible; y como tal debe ser
reconocida por los gobiernos y por la institucionalidad regional, con la
intención posicionar el sector agrícola como un elemento prioritario en las
agendas del desarrollo regional; hacia la generación de medios de vida
sostenibles y responsables con el medio ambiente.
Con respecto a la relación entre agricultura y pobreza, resulta necesario rescatar que en ocasiones, los eventos atmosféricos (mal llamados desastres naturales) tienen consecuencias directas sobre la producción y su comercialización, provocando que los precios de los alimentos caigan considerablemente, y las familias cuyo ingreso depende de ello, se ven involucradas en situaciones difíciles dada la falta de apoyo del sector empresarial y comercial.
ResponderEliminarEs necesario que se piensen estrategias de apoyo a estos temas para dichas poblaciones.
Así es, y es necesario que se vea desde una óptica más amplia, el desarrollo sostenible es multidimensional, y por tanto las estrategias que apuntan al mismo deben ser también multidimensionales.
EliminarAcá como vos apuntas, la ocurrencia de eventos climáticos extremos ha afectado mucho la economía regional, sino también las estructuras sociales, que a su nivel de vulnerabilidad tienen muy poca capacidad de respuesta. Por eso es tan importante que las políticas sectoriales incluyan factores como la prevención del riesgo.
El deterioro de los recursos naturales se esta incrementando considerablemente a travez de la expansion de las fronteras agricolas, tal como se menciona en el articulo, entendiendo que la agricultura extensionista es la principal razon de este problema, es necesario invertir en nuevos metodos de cultivo, ahorro de recursos naturales y energia.
ResponderEliminarComo sociedad tenemos el reto innovar y crecer de manera sustentable a travez del tiempo, estamos a tiempo de cambiar de para ser amigables con el ambiente.
¡Exacto!
EliminarEL reto no es sólo en la producción, sino también en el consumo.
A un paso agigantado de la economía también se esta produciendo un efecto negativo para la agricultura ya que se están utilizando antiguas zonas agrarias para el desarrollo de proyectos inmobiliarios, como es el caso de Heredia, donde antes existían cafetales y hoy por hoy está lleno de zonas francas o residenciales, la necesidad de vivienda está desplazando a la agricultura en la GAM.
ResponderEliminarEfectivamente la falta de planificación urbana y ordenamiento territorial ha afectado el uso de los suelos. En Costa Rica, por ejemplo, tenemos las tierras más fértiles en el Valle Central, donde está ubicada la GAM; ello ha empujado a que los productores busquen otros terrenos, que pueden no ser los más idóneos para la producción; y ello lleva un alto precio: tanto en la degradación de dichos suelos, como en el consumo de insumos para garantizar producciones óptimas.
EliminarComo se apunta en el artículo la puesta en práctica de políticas nacionales y regionales permitirá una re dimensión de la agricultura brindando mayores y mejores oportunidades de desarrollo a las personas de este sector.
ResponderEliminarComo se apunta en el artículo la puesta en práctica de políticas nacionales y regionales permitirá una re dimensión de la agricultura brindando mayores y mejores oportunidades de desarrollo a las personas de este sector.
ResponderEliminarMe parece que hay que dejar de verlo desde el "sector agrícola"; una mejora en las condiciones en la agricultura a nivel regional tendría un impacto significativo en todos los ámbitos del desarrollo: se crearían empleos, se mejorarían los ingresos de las poblaciones rurales, se garantizaría la seguridad alimentaria de la región; y además se contribuiría al desarrollo e inserción social de las miles de personas que dependen de la agricultura como fuente principal de ingresos.
EliminarMe parece acertado su análisis, pienso que los gobiernos deben fomentar la agricultura sostenible para obtener beneficios tanto para el medio ambiente como para el desarrollo humano de las personas que trabajan en la tierra y de las zonas rurales.
ResponderEliminarEs difícil ver como muchas de las instituciones públicas y privadas qué deberían de ser quienes transfieran estas nuevas tecnologías de producción sostenible a los agricultores no lo hacen y el deterioro de los recursos naturales en algunas zonas cada día es más notorio.
¿A que punto vamos a tener que llegar para que esta situación cambie? . ¿De que forma podríamos comprometer a actores influyentes para que transfieran estas tecnologías?
Lamentablemente tenemos sistemas que son reactivos ante las crisis, y no preventivos. Y precisamente la gran atención que han recibido las iniciativas ambientales vienen como respuesta a una serie de eventos extremos, y no precisamente como parte de una cultura de prevención.
EliminarMe parece que, ante la pregunta de cómo comprometer a actores influyentes, la respuesta se encuentra en el involucramiento de la sociedad civil, que puede generar la expectativa y presión necesaria para incidir en las agendas políticas nacionales y regionales.
Como bien lo menciona la autora, en este artículo se puntualizan muy objetivamente las principales causas que afectan la producción agrícola en nuestra región, como lo es la falta de políticas a favor del sector y el cambio climático. Es evidente la urgencia de incorporar nuevos sistemas de producción que sean eficaces y eficientes y que además incluyan responsabilidad social y ambiental, ya que estos dos temas han sido durante muchos años los puntos negros en este sector productivo. El gran reto es como incorporar estos nuevos sistemas tomando en cuenta el poco apoyo del gobierno y la poca adaptación que tiene el sector al cambio.
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