domingo, 12 de junio de 2016

DESASTRES Y GÉNERO


La variabilidad del clima es un hecho de por sí natural e históricamente hemos tenido capacidad para adaptarnos. No obstante actualmente los cambios climáticos irrumpen con mayor frecuencia e intensidad dado el efecto invernadero, que está generando desastres severos que ponen en juego la supervivencia de las personas y hogares, dañan la infraestructura, la comunicación y el comercio, el tejido social y minimizan las oportunidades de desarrollo. Esto deviene principalmente de la actividad humana, del modelo de desarrollo socioeconómico de nuestros países el cual es imperante transformar, apuntando entre otras medidas a reducir las emisiones de gases del efecto invernadero, incrementar la capacidad de adaptación y de resilencia. Esta tarea conlleva necesariamente abordar las vulnerabilidades y con ello el acceso a las oportunidades de educación, empleo y desarrollo económico para toda la población, especialmente para las que viven en condiciones de mayor exclusión social que son quienes sufren en mayor medida las consecuencias climáticas, tales como las mujeres.
Si bien los desastres afectan a ambos géneros, no lo hacen por igual ya que las condiciones de vulnerabilidad son diferenciadas, además de construidas socialmente, y por la misma razón las políticas tampoco tienen el mismo efecto si no tienen enfoque de género, es decir que contemplen cuales son los roles asignados socialmente a cada género en el trabajo productivo, reproductivo y comunitario y la dinámica de poder entre ambos, que potencian las condiciones de vulnerabilidad de las mujeres excluyéndolas del desarrollo económico, social, educativo y político.
En los desastres, a las mujeres se les asignan tareas vinculadas al rol reproductivo tales como la evacuación, la consecución y preparación de alimentos, el cuido familiar y social, no obstante no reciben apoyo para fortalecer el acceso, uso y control de recursos físicos o económicos o para reinsertarse al sector educativo y productivo. En los desastres la atención en salud se dificulta y con ello el acceso a medicamentos, a partos seguros, entre otras ausencias, cuando más necesario resulta al haberse afectado su red social de apoyo que normalmente absorbe gran parte de las fallas de las políticas públicas.

Pero además de ser de las poblaciones más afectadas, las mujeres son agentes activas y notablemente invisibilizadas en la prevención, mitigación y respuesta en los desastres, ya que hacen parte de muchas organizaciones sociales, tienen amplio conocimiento de las dinámicas comunitarias, poseen gran capacidad de subsistencia y desarrollan numerosas alternativas de protección al medioambiente preventivas de los desastres. Tienen por lo tanto una competencia importante en contribuir a la reducción de riesgos antes, durante y después del desastre, considerando que el impacto desastre no es la etapa final sino efecto de la planificación y preparación que se tenga, por lo que dotar a las mujeres de poder político para desarrollar esta capacidad es un factor protector.

Por lo tanto los desastres y el cambio climático no son solamente un problema ambiental, es también social y económico, su impacto amenaza al desarrollo y los derechos humanos, por lo que las intervenciones deben partir de fomentar la garantía de los derechos en igualdad de condiciones sin discriminación de género. Las políticas públicas deben tanto a nivel nacional como regional comprender la resilencia (entendida como capacidad de recuperación), la adaptación al cambio climático y la igualdad de género como parte del desarrollo, y para ello deben trascender de la visión de desastres y emergencias a la gestión integral del riesgo construyendo sociedades resilentes, participativas y equitativas, esto pasa por que sean políticas que transformen las relaciones de género existentes.

A nivel internacional se ha procurado rescatar lo señalado en instrumentos tales como el Marco de Acción de Hyogo (2005), la Conferencia y Declaración Internacional de Manila sobre Género, Cambio Climático y Reducción de Riesgos (Manila, 2008), la Conferencia y Declaración de sobre Género y Reducción de Riesgos de Desastres (Beijing, 2009), en varias COPs, en los objetivos de desarrollo mundial (ODMs y ahora ODSs). A nivel regional aunque se enuncia en el Plan Ambiental para Centroamérica 2005-2010 que considera la incorporación de género considerando las relaciones entre hombre s mujeres y con los recursos naturales, desde una perspectiva integral, y en la también conducida por el CCAD, Estrategia Regional de Cambio Climático (2010) establece el enfoque de género,  no se han alcanzado a desarrollar resultados significativos en dicha dirección. Desde la Política Centroamericana de Gestión Integral de Riesgo a Desastres (2010), que contempla como parte de sus principios la equidad de género, se vienen desarrollando procesos de fortalecimiento de capacidades en este ámbito tanto del recurso humano como de transversalización de género en las políticas y planes nacionales. Por su parte, la Política Regional de Igualdad y Equidad de Género del SICA, contempla un eje específico con medidas para afrontar brechas de género destacadas en la gestión del riesgo y adaptación al cambio climático, con un tímido desarrollo al momento.
Cabe concluir que la igualdad de género es una condición del desarrollo, por lo tanto de la eficiencia de las políticas, programas y proyectos en los ámbitos político, social, económico y ambiental, en consecuencia es un factor de reducción de los desastres, por lo que amerita que se realicen mayores esfuerzos tanto a nivel nacional como regional para procurarla.

Por: Raquel Lozano Marcos (12 de junio 2016) 
Bibliografía utilizada:

CCAD. (2005). Plan Ambiental para Centroamérica 2005-2010.
CCAD. (2010). Estrategia Regional de Cambio Climático.
SICA. (2013). Política Regional de Igualdad y Equidad de Género del SICA.
Estado de la Región (2003). Segundo Informe sobre Desarrollo Humano en Centroamérica y Panamá. En, http://www.estadonacion.or.cr/files/biblioteca_virtual/centroamerica/002/DH2003Cap5-region02.pdf.
COMMCA, CCAD, CEPREDENAC, PNUD y OIM (2012). Taller Centroamericano sobre Género, Cambio Climático y Gestión del Riesgo de Desastres “Hacia una agenda integrada”.


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