Centroamérica y el SICA frente a los acuerdos de la COP 21
Por: Catalina Mora | 07 de junio, 2016
Centroamérica es una de
las regiones más vulnerables a los eventos climáticos extremos, no sólo por su
ubicación geográfica y características topográficas, sino también por el
contexto socioeconómico de sus habitantes. Además, y sobre los escenarios
climáticos futuros, sobresale la el hecho de que la región Centroamérica es
el punto caliente más prominente de los trópicos del mundo (Corrales, 2010). Esto
ha repercutido seriamente en el desarrollo regional, dada la baja capacidad de
respuesta de los sectores más afectados: que suelen ser, en mayor medida, las
poblaciones más pobres y vulnerables.
De acuerdo a los datos
de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, 2013) y de
Corrales (2010), en los últimos 12 años ha aumentado la incidencia de
incendios forestales, inundaciones, sequías, pérdida de cosechas, propagación
de plagas y enfermedades (como el dengue y zika); lo cual ha provocado grandes
pérdidas agrícolas, significativas pérdidas económicas e importantes
consecuencias sociales, además de la muerte de más de 10.000 personas y el
desplazamiento de cientos de miles más. Y el panorama sigue siendo
desfavorecedor pues ha habido un incremento constante de la temperatura,
afectando la regulación de los microclimas, y por tanto incidiendo directamente
en la biodiversidad y en la capacidad natural de resiliencia de los ecosistemas.
Es en este contexto que
las naciones centroamericanas participaron en diciembre de 2015 de la
Conferencia sobre el Cambio Climático (COP21), donde junto con más de 190
naciones propusieron el Acuerdo de París,
en el que se destacan tres metas principales:
a) mantener el aumento de
la temperatura promedio del planeta por debajo de los 2°
b) aumentar la capacidad de
adaptación y resiliencia ante los efectos del cambio climático
c) elevar los flujos de
dinero e inversión dirigidos a fomentar el desarrollo sostenible y bajo en
emisiones de gases de efecto invernadero.
Bajo estos objetivos, y
tomando en cuenta las características de la región centroamericana, el Acuerdo
de París se perfila como una gran oportunidad para el avance de la agenda
ambiental en el marco del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), especialmente mediante el impulso de
iniciativas que promuevan las medidas de mitigación y adaptación a la variabilidad
climática.
En este sentido, el SICA
tiene el importante reto de promover la formulación de políticas públicas
integrales, que replanteen los modelos económicos nacionales y que sean más
integrales e inclusivas, incorporando los aspectos sociales y ambientales como
ejes transversales fundamentales de las políticas económicas y comerciales.
Debido a que las características
de las matrices productivas de los países centroamericanos son bajas en
emisiones de gases de efecto invernadero, la inversión debe centrarse en
mecanismos que permitan aumentar la resiliencia de la región de una manera
conjunta, por lo que el papel del SICA en la gestión de los fondos de la
cooperación internacional cobra una mayor relevancia; de forma que se garantice
una mayor transparencia y efectividad en la ejecución de los mismos. Sin
embargo es necesario anotar que, si bien la cooperación internacional puede
ayudar a la región a mejorar sus condiciones, es desde los mismos Estados que
debe construirse la base para la reducción de la vulnerabilidad ante la
variabilidad climática; poniendo así de manifiesto la importancia de generar
consensos y diálogos a nivel regional, que puedan transformarse en estrategias
colectivas que sean efectivas y que permitan a la región mejorar en conjunto.
La institucionalidad del
SICA tiene entonces la fundamental tarea de buscar y motivar una mayor voluntad
política hacia la estructura regional, y un mayor involucramiento de la
sociedad civil en la misma, que permita una mirada conjunta ante los desafíos
que enfrenta la región en materia de gestión del riesgo, con el objetivo de
minimizar los impactos del cambio climático sobre la población, sus medios de
vida y el espacio físico y natural en el que habitan; y debe fomentar en los
Estados de la región la adopción de medidas que supongan un compromiso
verdadero y a largo plazo, de forma que se preserve el patrimonio
centroamericano y al mismo tiempo se generen medios de vida sostenibles que
permitan mejorar y garantizar la calidad de vida de todos los centroamericanos.
Referencias
Bibliográficas:
- Comisión Económica para
América Latina y el Caribe. (2013). Impactos
potenciales del cambio climático sobre los granos básicos en Centroamérica.
México: CEPAL
- Conference of the
Parties. (2015). Adoption of the Paris
Agreement. Naciones Unidas. Recuperado de: https://unfccc.int/resource/docs/2015/cop21/eng/l09r01.pdf
- Corrales, L. (2010). Informe final: Efectos del Cambio Climático
para Centroamérica. Cuarto Informe Estado de la Región. San José: Programa
Estado de la Nación en Desarrollo Humano Sostenible.
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